sábado, 29 de enero de 2011

¡¡Ayúdame San Sebastián, ayúdame!!

San Sebastián: patrono de la Comunidad Gay.

Hace pocos días, para poder ser más exactos, el 20 de enero se celebraba la fecha de uno de los santos más reconocidos de todos los gays, el día de San Sebastián. Este personaje conocidos por muchos e ignorados por otros es reconocido oficialmente por la cultura homosexual como el santo de la causa y la comunidad gay. Para aquellos que deseen conocer un poco más de él no dude en buscar la información, pues encontrarán bastante historia de aquel mártir.

Recurro a San Sebastián como intermediario de aquellos que todavía andan confundidos en este mundo de mortales, y en especial aquellos que sienten un mar de preguntas sin respuestas acerca de este entorno tan desconcertante e intrigante. 

Pido para aquellos que realmente sienten el llamado, que no se aflijan y se sientan tranquilos, pues no debéis de acomplejarse o tener miedo: ahora estamos en una sociedad más tolerante y conocedora, aquella época del oscurantismo y la homofobia cada vez está más en el olvido.

Pido que nos ilumines con la luz de la verdad, que los ojos sean prismas que difracten y revelen: ese arcoíris debe ser el mensaje que les deje ver la realidad de las cosas, que la vida no es un matiz monocromo sino que está lleno de mucho color, que realmente dejamos de ser personas comunes a ser personas diferentes. Pero diferentes al ser diversos pues todos podemos ser diversos, pero lo complicado es reconocerlo.

Pido que nos aliente a más de uno que siente que está solo en este pasaje desconocido: no te desanimes al pensar que andas deambulando sin rumbo fijo, la misma vida y tu interés te mostrará que en el rumbo de vivir encontrarás grandes personas que te pueden dar la mano, te pueden orientar y te pueden guiar. Es tu poder de discernimiento y de sabiduría el que te hará escoger el camino correcto.

Pido que nos guíes por el sendero de la virtud: no caigas en el camino de la perdición, la lujuria y la perversión, siente el llamado a ser virtuoso, a ser intelectual, a conocer los placeres de una vida compleja, a saber disfrutar y realmente vivir la vida con mucha responsabilidad. Solo tú eres responsable por ti mismo, entonces actúa con propia incumbencia. 

Pido que forjes y temples nuestro carácter: no es sencillo asumir esta opción de vida, muchos todavía no respetan las decisiones que toman los demás pues se creen dueños del mundo. Pero en cualquier persona, está el hacerse respetar, hacer valer su voz y colocarla por encima de las injusticias, y nuestras acciones serán los mejores elementos al momento de juzgar y argumentar.

Te pido con estas jaculatorias que no nos desampares, que así como tuviste la valentía de luchar a cambio de ratificar tu fe, que pudiste arremeter con todo tu aliento contra las injurias, no olvides que son muchos los que creen en tu poder de reafirmar y de animar a seguir luchando por nuestros objetivos. No soy el mayor de los devotos, mi fervor y devoción son débiles, pero sé que escucharas mis palabras, pues son también las de muchos otros.

viernes, 21 de enero de 2011

Y encontré al cura pero salió pecador.

¿Y qué tan santos se consideran ustedes?

Estos días me la he pasado leyendo un poco, un hobby que considero agradable y pues no solo sirve para alimentar la cultura sino para distraerse bastante; para los que no creen, un libro tiene mucho que enseñarte y una buena historia puede hacerte sentir emoción. El libro que estoy leyendo (La ciudad de los herejes – Federico Andahazi) narra un poco de historia de la época de la Francia medieval y trata un tema que me apasiona bastante que es el de la religiosidad. La primera parte del libro (La casa de Dios) me puso a pensar muchas cosas que suceden en la actualidad.

Nosotros como personas y seres humanos no podemos pensar en el término de la perfección; carecemos de los elementos que nos puedan determinar como especies completas, sin ningún tipo de defecto o error. Por más esfuerzo que se emplee en la labor de llegar a creer o pretender ser un Dios sin prejuicio alguno, debemos aceptar que nuestra naturaleza impide lograr ese objetivo, pues al contrario, es cuando las personas debemos comportarnos con la mayor benevolencia posible al aceptar a los demás como son. Pero algunas personas siguen ciegamente en trazarse el objetivo de ser intachables, de poder llegar a ser un elemento perfecto en este mundo o por lo menos es lo que su mente le hace pretender.

En algún momento hemos podido actuar como seres superiores al pensar que siempre debemos tener la razón, que tal vez somos elementos métricos donde los demás deben compararse en nuestra escala de intachabilidad ética y moral, emitimos juicios alegando que los demás actúan mal o bien, ello desde la perspectiva de alguien no tiene problemas al discernir y valorar realmente las cosas. ¿Acaso puede haber alguien que alegue con méritos reales, y no simplemente, como una pretensión? Es difícil discutir esta pregunta; llegar a refutar con argumentos a alguien que cree ser un ser perfecto y que posiblemente poco conozcamos resultaría una labor casi inútil.

De ahí que muchas veces lleguemos a ver en las personas actos o manifestaciones sin censura. Ellos nos hacen creer eso, podríamos si quisiéramos hasta idolatrarlos, pero es que hasta ellos también cometen errores, incluso, cometen el error de creerse omnipotentes y omniscientes cuando son simples mortales de carne y hueso.

En el momento de ser sinceros, debemos aceptar que somos también parte de una especie con errores, que si bien podemos llegar a ser mejores o calificamos con honores en algunos aspectos como humanos, no podemos llegar a obtener mayores grados en otras características. El error que más se comete es creer que la otra persona es intachable, pero cuando realiza una falta nos duele pensar que es como otro ser, y eso usualmente confunde más. Es un proceso de humildad con uno y con los demás; celebremos alegres de los dones que poseemos, como también aceptemos con  franqueza que tenemos defectos y que no son ajenos a uno. Muchos luchan con esta última parte, es un conflicto que se presenta con uno mismo, pero es bueno llegar a reflexionarlo.

Es una abstracción que nace de la necesidad de hacerle ver a los demás que no somos más o menos, que no es malo creer que alguien puede ser moralmente mejor que otros, pero que tampoco pensemos en que podemos encontrar a la persona que se ordena a la santidad, pues a lo mejor nos podemos llevar una mayor decepción.

viernes, 7 de enero de 2011

La prefiguración del nuevo año.

Bueno, un año más ha pasado, con el hemos dejado grandes logros, así mismo están los fracasos, muchos de ellos de diferentes índoles: laborales, económicos, personales, etc. Si pensamos en las cosas que deseamos y hacemos un paralelo con las que pedimos para este, a lo mejor vamos a seguir en esta misma situación; muchas cosas podrán suceder, pero la esencia es la misma. En este caso en particular he querido evaluar tres posibilidades referentes a los estados personales, a lo mejor y la mayoría de personas siempre piensan en grandes cambios para el nuevo año respecto a lo que se vivió en el año que hace poco acabó, entonces evaluaremos las posibilidades de querer encontrar a alguien, de tener ya alguien o de pensar que definitivamente esto no es lo suyo y necesita estar solo.

Muchos que estuvieron solos desearon estar con ese ser maravilloso ser (refiérase a príncipe azul) que no consiguieron el año pasado; si usted llega a ser honesto consigo mismo piense porque ese personaje que solo es un producto de la imaginación de muchos literarios y que solo existen en los cuentos de princesas y de historias tipo Disney no llegó a su vida. A lo mejor usted no tiene la talla del pie que el príncipe busca con afán para ponerle la zapatilla perdida.

Si bien sonará común para muchos o inverosímil para otros, están en la búsqueda del sujeto estereotípico que surge del resultado de una sociedad consumista e inventora de necesidades: tú no eres hombre si no usas una marca de ropa que no usen los demás pues tienes la boutique del diseñador disponible para algo original o en el peor de los casos vestirte tan simple como los demás con algo de D&G, Ralph Lauren o un Armani, si no usas un determinado ‘gadget’ como un Smartphone que tenga un plan de datos y que solo te producirá una enfermedad en los dedos de tanto usar el teclado Qwerty o la pantalla táctil, si no estás en la estratósfera de la sociedad codeándote de estrellas poco brillantes y haces parte de la farsándula criolla mientras apareces en la revista del Jet Set, si no posees un cuerpo resultado de muchos años de gimnasio o de manera facilista con las ayudas de esos mágicos retoques quirúrgicos, si no eres un chico fashion propio de Theatron o de Romeo que solo cree que la vida es una rumba y que las oportunidades están al alcance de la barra de un bar, si eres alguien que solo puede estudiar una carrera en la universidad de Los Andes porque las demás universidades no te proporcionarán el mismo estilo de educación y de poderte codear con amigos catalogados por ti mismo como ‘gente bien’, que al menos haya podido tener la oportunidad de tener un pasaporte o una visa en las manos para haber salido de este sitio tan tercermundista mientras te tomas fotos al mejor estilo Fotolog en algún monumento conocido de algún país diferente al nuestro, tienes que tener conocimiento de lo mejor y lo más exitoso de la actualidad de la música porque en tu Ipod no debe faltar algo de Lady Gaga, Katty Perry, Kesha, Britney Spears y todo ese montón de chicas que venden su música como una puta puede vender su cuerpo o debe estar rodeado de lujos y comodidades dignas de un príncipe porque salir a comer a Wok & Satay Bar o ir al Pajares Salinas es una ‘boleta’ si no vas por lo menos montado en una camioneta digno de un traqueto.

Lo más interesante del afán de la búsqueda es que de ese estilo de príncipe existen en todos lados, tal vez no tienen todas las cualidades para serlos, pero solo es que le preguntes a alguien y al mejor cumple con esas características descritas anteriormente, pues a nadie le da el orgullo y ego como para negar algunas de estas.

Si, usted, no me ponga esa cara si le digo la verdad...

Otros, por el contrario estuvieron satisfechos con alguien y desearon que esta persona este contigo por mucho más tiempo, podría imaginarse que para toda la vida. Si miramos algunos números y documentos (esta información citada es solo con fines demostrativos, a lo mejor hay mejores fuentes, pero fue las que encontré) se ha establecido bajo algunos porcentajes que de toda la población actual, el 11,54 porciento de esta son de personas homosexuales (JA Herrero Brasas, La sociedad gay. Una invisible minoría, Madrid 2001) y además de esta población, solo el 15 porciento de esta llega a ser felizmente estable por más de 15 años de vivir juntos (J Roughgarden, Evolution's Rainbow: Diversity, Gender, and Sexuality in Nature and People, University of California Press, 2004). Sin pretender emitir juicios, yo como ingeniero y por ende creyente de los números, podría determinar que de toda la población solo el 1.73% son homosexuales que viven felices por una buena parte de la vida. Acaso la cifra será bastante pequeña o por el contrario soy tan optimista para pensar que ese porcentaje con respecto a toda la población llega a ser una cifra bastante generosa de parte de los estadistas. Ahora si lo medita, lo analiza y reflexiona de manera honesta y lo observa desde esta perspectiva objetiva, ¿usted realmente cree qué encaja dentro de ese espacio muestral?

¡Qué bien por Roger y Perry que si entran en la muestra!

Y finalmente están aquellos que ya la vida los ha tratado tan mal, que definitivamente consideran que no vale la pena seguir besando sapos para ver cuál es que esta premiado. La resignación para ellos está en llenarse de los mejores súper amigos que solo se acuerdan de ti cuando necesitan un favor tuyo, algo de dinero o a lo mejor porque te prestaron algo y tú olvidaste devolverlo. En la mayoría de los casos este es un estado de transición, pues porque definitivamente quieras o no, tú no te podrás resignar a quedarte con la soledad; ella es buena amiga, pero totalmente mala consejera y es quien te dará los ánimos para que siga en esa búsqueda insaciable de la felicidad.

Las demás cosas que siempre pides: ser más flaco, menos pobre, más bonito, más intelectual, más popular, menos superficial y la paz mundial, déjaselo a las reinas y divas en nuestro caso. Si ya pediste por tanto tiempo eso y no se te cumple, no seas terco y entiende el mensaje, ACÉPTATE y QUIERETE como eres, pues es eso lo que más vale, ser tú mismo y así por lo menos tú podrás quererte a ti mismo. Con esta reflexión los invito a comenzar un año y una nueva década. Feliz día de Reyes.